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lunes, 31 de octubre de 2011

Amor Sano….¡Sin Renunciar a lo que Soy!

Cada cual se tasa libremente en
Alto o bajo precio, y nadie vale sino
Lo que se hace valer, tásate pues
Como libre o como esclavo: esto depende de ti.


Probablemente muchos saltaran al leer esto: NO amamos con el corazón, amamos con el cerebro.
Intentemos por un momento cambiar la idea de que el amor es sólo sentimiento y pura emoción. El amor completo, el que incluye pasión, amistad y ternura, no llega de improviso, también existe la voluntad de amar o de no amar. No sólo el amor nos posee, también lo poseemos a él: nadie es víctima del amor sin su propio consentimiento.

La creencia del amor incondicional es altamente peligrosa; “hagas lo que hagas te amaré”. Esta idea va en contra de nuestra dignidad. Este tipo de amor promueve el sufrimiento, el desinterés por uno mismo y la renuncia al yo.
No hace falta más que escuches alguna de tus canciones favoritas de amor, y dime ¿qué clase de amor es el que describen ahí?.
El amor pasional y el arrebato es tan sólo una parte de la experiencia del amor. Hay mucho más.

El amor incondicional nunca espera nada a cambio, ¿En verdad no esperas nada de tu pareja?, si eres fiel, esperas fidelidad, si das ternura no esperas un golpe…..el mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones dañinas e irracionales.

EL AMOR NECESITA LIMITES, ¿Quién dijo que hay que soportarlo todo?...si nunca te indignas con tu pareja, pueden estar pasando dos cosas: o vives en el autoengaño o estás viviendo con un santo o santa, lo cual es igualmente preocupante.

Reconocer que existen ciertos límites afectivos no implica necesariamente dejar de amar, sino aceptar la posibilidad de modificar la relación en un sentido positivo o simplemente alejarse y no estar en el lugar equivocado, aunque duela la decisión.

Para amar no debemos renunciar a lo que somos. Un amor maduro integra el amor por el otro con el amor propio, sin conflicto de intereses. Y “si amarte implica aniquilar mi autoestima, prefiero la compañía de la soledad”
Walter Riso

domingo, 16 de octubre de 2011

Perdonar es Sanar

Necesitamos decidir perdonar,
para ser libres de las heridas del alma.


El perdón no se trata de liberar de culpa a la persona que nos haya ofendido. El perdón es mucho más que eso: el perdón me libera de la amargura que dejó esa acción en mi corazón.
Cuando yo decido perdonar a alguien, puede ser que la otra persona no sienta arrepentimiento por la ofensa que me hizo. Sin embargo, mi intención al perdonar es que yo quede libre en mi interior, que yo tenga paz, que yo pueda vivir bien.



¿Cuántas veces has escuchado, o más importante aún, has dicho la frase: "yo perdono, pero no olvido"?. Tenemos la creencia de que para realmente perdonar hay que olvidar; si no olvidamos es por que no hemos perdonado de corazón, o “perdonamos” y en realidad seguimos atados a esa persona por el resentimiento.
El perdón no implica nunca que olvidemos todo, el perdón no produce amnesia, no es indispensable que olvidemos para perdonar, puedo perdonar y estar consciente del daño que se me hizo, pero he decidido que ya no me va a afectar más en mi vida.



Cuando decidimos perdonar,
tomamos la decisión de ya no traer al presente
las cosas pasadas.



Es importante recordar que también nosotros hemos lastimado a mucha gente, con intención ó sin ella, hemos herido profundamente el alma de nuestros seres queridos; hay que pedirles perdón. Las situaciones que recordamos en las que estamos conscientes que los hemos ofendido, necesitamos anotarlas, y debemos decirles: "perdóname".



El perdón
es un mecanismo
para que nuestro corazón sane de las heridas,
para que nuestra alma brille,
para que nuestra vida vaya en aumento,
para que usted y yo
podamos desarrollar este potencial que poseemos
y que nadie nos puede quitar nunca.