La búsqueda del perfeccionismo puede ser dolorosa, porque a menudo la dirige un deseo de hacer las cosas bien, y a la vez, el miedo a las consecuencias de no hacerlo.
La dificultad puede tener su origen en que se ha establecido metas demasiado altas e irrazonables para usted o para los demás.
¿Qué hay de malo en establecer estándares altos y trabajar duro? El problema no es ése. El perfeccionismo se vuelve problema cuando causa desgaste y desgarros emocionales o cuando nos impide triunfar y ser felices.
La destructividad del perfeccionismo es como una lucha sin fin en la cual cada tarea es vista como un reto y ningún esfuerzo es suficiente, a pesar de que la persona continúa desesperadamente tratando de evitar errores, de alcanzar la perfección y de lograr la aprobación de los demás.
Las consecuencias emocionales del perfeccionismo son el miedo a cometer errores, el estrés y el desgaste de sentir confianza y a la vez inseguridad.
Los perfeccionistas son mas sensibles a la depresión cuando ocurren sucesos estresantes, especialmente los que le producen el sentimiento de que no son suficientemente buenos.
Los efectos del perfeccionismo a veces se sienten en las relaciones con los demás. Los perfeccionistas pueden poner distancia entre ellos y los demás en forma involuntaria al exigir perfección, ser intolerantes con los errores ajenos o vanagloriarse de una conducta perfecta o de sus grandes logros. Aunque creen tener la razón en cuanto a lo que es bueno y malo, sufren el dolor de la soledad.
Los perfeccionistas son envidiados porque parecen tenerlo todo bajo control. A veces parecen perfectos. Internamente no se sienten así y no sienten que tengan control sobre sus vidas.
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