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miércoles, 22 de junio de 2011

La Sombra

“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz,
sino haciendo consciente la oscuridad”


Durante toda nuestra vida vamos formando nuestra personalidad. Cada vez que decimos “yo soy esto”, debido al mundo dual en que nos movemos, estamos afirmando un “yo no soy aquello”, y todas esas negaciones se van guardando en una especie de saco, al que Carl G. Jung llamó LA SOMBRA.

Toda aquello de nosotros que mandamos a la sombra, no desaparece, sigue estando, pero oculto.
Por ejemplo, el hombre que ha asumido que debe ser fuerte y no sensible, y se enfrenta a una situación en la que tiene ganas de llorar. El hecho de que sea capaz de controlar sus lágrimas no hace que el sentimiento desaparezca, de manera que aunque su sensibilidad quede recluida en la sombra, está allí.

La sombra va creciendo a lo lago de nuestra vida y no podemos hacer nada para que no siga su curso, ya que en definitiva la propia afirmación de la personalidad nos obliga a crear una sombra de aquello que no queremos ser. Y es que precisamente eso es la sombra; lo que no queremos ser.

Debido a que en la sombra ponemos todo aquello que no queremos ser, en la sombra está todo lo que consideramos negativo, malo, hasta prohibido, amenazante. Cuanto más queremos alejar algo mas, en ese saco llamado sombra, lo enterramos. Y para sellar ese saco de manera que nunca pueda su contenido manchar a nuestro ego le damos el carácter normativo de “malo”. De manera que en la sombra reside todo lo que no queremos ser y todo lo que vemos que puede de haber de malo en nosotros.

Pero ocultar un problema nunca es solucionarlo y a pesar que nos dediquemos a enterrar algo de nosotros, esto existe, en la sombra pero existe.
Estas características no reconocidas en uno, a menudo se perciben en los demás a través del mecanismo de proyección, el cual consiste en observar todo este material que vive en nosotros de forma inconsciente en otras personas. Debido a la dificultad de reconocer y aceptar nuestra propia sombra, este mecanismo de proyección es una de las formas más recurrentes y negativas de no trabajar los propios defectos y adjudicar éstos a los demás.

Enfrentarse a la sombra implica trabajar e integrar ambos lados: aquellas cualidades y actividades de las cuales uno no se enorgullece, y todo aquello que nos amenaza y que hemos catalogado como malo.
Cuando aprendemos a reconocer nuestra sombra y a vivirla un poco más, nos volvemos más accesibles, naturales, y humanos, nos integra al grupo y dejamos de estar sobre él, para ser humanos entre humanos en una relación natural.

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