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Fundada para Sembrar el Interés del ser Humano por el Crecimiento Personal, En continua Transformación para Contribuir a la Consciencia Humana.

domingo, 31 de julio de 2011

La Ira

Pongamos por ejemplo que alguien de otro coche se acerque peligrosamente a usted y casi le choca. Si lo que usted piensa es “¡Qué estúpido!”, para la trayectoria de la ira es sumamente importante si ese pensamiento es seguido por otros de ira y revancha como: “¡Podría haberme chocado!” “¡Qué idiota…!”, “¡No puedo permitir que se salga con la suya!”. Apretará tanto el volante como si fuera el cuello del otro conductor. Su cuerpo se moviliza para luchar y lo deja tembloroso, el corazón se acelera y los músculos de la cara le quedan rígidos en una expresión ceñuda. En ese momento, un coche que viene por detrás le toca el claxon porque usted ha bajado la velocidad para evitar el choque, y ahora, está a punto de estallar de ira también con ese conductor.
Comparemos esa secuencia de ira creciente con una forma de pensar mas caritativa con respecto al conductor: “Es posible que no me haya visto, o tal vez tenía alguna buena razón para conducir de una manera tan negligente, por ejemplo una emergencia médica”. Esta opción templa la ira con compasión, o al menos con una mente abierta, evitando su aumento.
De todos los estados de ánimo de los que la gente desea librarse, la furia parece ser el más intransigente. La ira es el estado de ánimo que la gente peor domina. Nuestra mente se llena con los argumentos más convincentes para dar rienda suelta a la furia.
Continuar con los pensamientos de furia, es una herramienta poderosa para agudizarla. Permanecer dándole vueltas a un mismo problema, alimenta la ira. En cambio, tratar de ver las cosas de otra manera, de una forma más positiva, es una de las formas más poderosas de dejar de lado la ira.

Un disparador universal de la ira es la sensación de encontrarse en peligro. Este puede manifestarse como amenaza física, pero más importante aún, como una amenaza simbólica a la autoestima o a la dignidad: ser tratado en forma injusta o ruda, ser insultado o menospreciado, quedar frustrado en la búsqueda de un objetivo importante.
Estas percepciones actúan como un gatillo que dispara una oleada de químicos en nuestro cerebro, los cuales nos preparan para un buen ataque o una rápida fuga, según como el cerebro emocional evalúe la oposición.
Estos estímulos del cerebro pueden durar horas, incluso días, manteniendo a la persona en un estado continuo de alerta y respondiendo de manera iracunda ante cualquier otra situación que se presente, aún aquella que no este ligada con el evento original.
Por ejemplo, la persona que ha tenido un día difícil en el trabajo, más tarde al llegar a casa, se mostrara molesto, tal vez, por el ruido que provocan sus hijos, descargando en ellos la molestia generada y guardada durante el día.

La ira se construye sobre la ira. Cada ola de ira se alimenta sobre los restos de la anterior, intensificando rápidamente el nivel de enojo. Para entonces la ira estalla fácilmente en una reacción violenta, en este punto la persona se vuelve implacable y es imposible razonar con ella, sus pensamientos giran en torno a la venganza y a la represalia y no le importa cuáles podrían ser las consecuencias.

LA CALMA

Una forma de disminuir la intensidad de la ira es enfriarse fisiológicamente esperando que pase el aumento adrenalínico en algún lugar en el que no sea probable que no haya mas disparadores de la ira. Durante una discusión, por ejemplo, eso significa librarse momentáneamente de la otra persona. Durante la etapa de reflexión la persona pone freno al ciclo del pensamiento hostil. La distracción es un poderoso recurso para alterar el humor, por una razón sencilla: resulta difícil seguir furioso cuando se esta pasando un momento agradable. El truco, por supuesto, consiste en lograr que la ira se enfríe hasta el punto en que uno pueda disfrutar realmente de un momento agradable.

Otro recurso bastante eficaz consiste en quedarnos a solas mientras nos calmamos. Pero un periodo de reflexión no servirá si este tiempo se utiliza para ocupar los pensamientos provocadores de ira, ya que cada pensamiento de este tipo es en si mismo un disparador menor de nuevas cascadas de ira. El poder de la distracción consiste que se detiene esa serie de pensamientos.

jueves, 28 de julio de 2011

Inteligencia Emocional

Esclavos de la Pasión

El autodominio, el ser capaces de soportar las tormentas emocionales a las que nos somete la vida en lugar de ser "esclavos de la pasión" es una virtud. El objetivo es el equilibrio, no la supresión emocional: cada sentimiento tiene su valor y su significado. Una vida sin pasión sería un páramo de neutralidad, aislado y separado de la riqueza de la vida misma. Lo que se requiere es la emoción adecuada, el sentir de manera adecuada a las circunstancias. Cuando las emociones son demasiado apagadas crean aburrimiento y distancia; cuando están fuera de control y son demasiado extremas y persistentes, se vuelven patológicas, como en la depresión inmovilizante, la ansiedad abrumadora, la furia ardiente y la agitación maniaca.

En efecto, mantener bajo control nuestras emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional; los extremos (emociones que crecen con demasiada intensidad o durante demasiado tiempo) socavan nuestra estabilidad. Por supuesto, no se trata de que debamos sentir una única clase de emoción. Los momentos de decaimiento, así como los de entusiasmo, dan sabor a la vida, pero es necesario que guarden un equilibrio. En el cálculo del corazón es la proporción de emociones positivas y negativas lo que determina la noción de bienestar. No se trata de que la gente deba evitar los sentimientos desagradables para sentirse contenta, sino mas bien de que los sentimientos tormentosos no pasen inadvertidos y desplacen los estados de ánimo agradables. Las personas que viven episodios intensos de ira o depresión pueden tener una sensación de bienestar si cuentan con una serie compensatoria de momentos igualmente dichosos o felices. Sin embargo, dominar nuestras emociones es en cierto modo una tarea absorbente: la mayor parte de lo que hacemos (sobretodo nuestro tiempo libre) es un intento por dominar nuestros estados de ánimo. Toda nuestra actividad desde leer o ver la televisión, hasta los compañeros que elegimos, puede ser una forma de hacernos sentir mejor. El arte de serenarnos es una habilidad fundamental para la vida.

En estos tiempos, una señal de la capacidad para la autorregulación emocional es el reconocer cuando existe una emoción demasiado intensa para ser superada sin ayuda. En trastornos emocionales severos, la medicación psiquiátrica ofrece una herramienta para manejar mejor la vida. Pero cuando se trata de vencer la gama más usual de estados negativos debemos arreglárnoslas solos. Lamentablemente, los recursos con que contamos no siempre resultan eficaces, dejándonos a merced de nuestros estados de ánimo.

CONTINUARÁ...

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miércoles, 20 de julio de 2011

El Duelo

En la naturaleza, la pérdida es un elemento esencial de la creación, cuando florece una rosa se pierde el botón, cuando una planta germina se pierde la semilla, el día nace y la noche muere.
En todos los casos una pérdida es la etapa previa para una futura creación. Así también en la vida humana, es difícil encontrar una ganancia que no haya estado ligada a una pérdida.


El duelo es la actividad y la actitud de la persona ante la reacción emocional, espontánea y natural del sufrimiento producido por la pérdida de bienes, prestigio, posición, amores, amistad, identidad, autoestima, ilusiones, honor, verdad, posibilidades, salud, integridad corporal, raíces culturales, patria, trabajo; por la omisión de lo que no se pudo tener, ser, hacer, amar o ser amado; por el alejamiento o separación parcial o definitiva de alguien amado o por la muerte de seres querido y también por la cercanía de la propia muerte.

¿Qué diferencia hay entre “estar” en duelo y “hacer” el duelo?
Las personas pueden tener frente a las pérdidas una actitud pasiva o activa: “Estar” en duelo es un estado de sufrimiento pasivo, la persona es víctima del sufrimiento. “Hacer” el duelo es el proceso activo de recuperación integral del individuo en todas sus dimensiones en una activa elaboración del sufrimiento.
Recuperarse de una pérdida toma tres tepas distintas, aunque unidas entre sí. Cada etapa es NECESARIA, NATURAL Y PARTE DEL PROCESO DE SANACIÓN.

ETAPA 1. SHOCK/NEGACIÓN: estas incrédulo, no puedes creer que esto te este sucediendo. La mente niega la pérdida y lo hace por protección y se activan los mecanismos naturales de protección del cuerpo contra el intenso sufrimiento.

ETAPA 2. EL MIEDO/ EL ENOJO/ LA DEPRESIÓN

ETAPA 3. EL ENTENDIMIENTO, ACEPTACIÓN, RECUPERACIÓN: La persona siente que ha sobrevivido, que esta BIEN y en proceso de recuperación. Acepta que la vida sin lo que ha perdido es POSIBLE. Se mueve entonces hacia un nuevo capítulo de su existencia.

¿Cuánto debe durar este estado, al que llamamos duelo?
La respuesta admite dos posibilidades: una, lo necesario. La otra, lo menos posible. La primera es cuando el sujeto doliente queda librado a sí mismo. La segunda es cuando tratamos ese duelo con Terapia.
Con la ayuda de la Terapia la resolución de estos procesos de duelo se acelera enormemente y se resuelve en pocas sesiones. No se trata de quitar los sentimientos que las pérdidas producen, sino de aquietar el sufrimiento excesivo y permitir la salida natural del proceso en tiempo y forma adecuados.

lunes, 18 de julio de 2011

Autorresponsabilización

Una persona autorresponsable es aquella que afrontan la responsabilidad de su propia existencia

Las personas que gozan de una alta autoestima tienen una orientación hacia la vida activa, y no pasiva. Asumen plena responsabilidad en cuanto a la realización de sus deseos. No esperan que otros hagan realidad sus sueños.

Evitar la autorresponsabilidad nos hace víctimas de nuestra propia vida. Nos vuelve indefensos. Otorgamos poder a todos, menos a nosotros mismos
Y cuando nos sentimos frustrados buscamos echarle la culpa a alguien; son otros los que tienen la culpa de nuestra desdicha
Existen dos extremos dentro de la responsabilización, la des-responsabilización y la sobre-responsabilización.

La des-responsabilización es cuando tomamos el papel de la “victima” y creemos que nuestra vida esta como esta por culpa de otros, o que todo lo que nos pasa es injusto, etc.

La sobre- responsabilización es cuando creemos que nosotros somos capaces de dejar que el otro deje de fumar, deje de tomar, es decir nos creemos
poderosos y cargamos con re responsabilidades que no nos corresponden.

En la auto-responsabilización es la única que te da un PODER REAL, ya que hay una autoconciencia y a mayor conciencia, mayor libertad. La auto-responsabilización es hacerte responsable de lo que dices, haces, piensas, sientes, y darte cuenta de lo que es tuyo y no quererle echar la culpa a otros o cargar con cosas que no te corresponden.

La autorresponsabilidad comprende realizaciones como las siguientes:

• Soy responsable de mis elecciones y acciones.
• Soy responsable del modo en que utilizo mi tiempo.
• Soy responsable del nivel de conciencia que aplico a mi trabajo.
• Soy responsable del cuidado o la falta de cuidado con que trato a mi cuerpo.
• Soy responsable de mantener las relaciones que decido entablar o en las que elijo continuar.
• Soy responsable del modo en que trato a los demás: mi cónyuge, mis hijos, mis padres, mis amigos, mis socios, mi jefe, mis subordinados, el vendedor de una tienda.
• Soy responsable del significado que doy o dejo de dar a mi existencia

viernes, 15 de julio de 2011

Empatia

Normalmente cuando hablamos con otros evaluamos, juzgamos, aconsejamos, etc.
No es raro que creamos comprender al otro sólo en base a lo que notamos superficialmente. Pero lo peor puede venir al confrontar su posición con la nuestra y no “ver” más allá de nuestra propia perspectiva y de lo aparentemente “evidente”.
Nuestras relaciones no sólo se basan en contenidos verbales, existen otros muchos mecanismos de comunicación, llenos de significado. La postura, el tono de voz, la mirada, hasta el mismo silencio.

Empatía es ponerse en los zapatos de la otra persona. Es ponerse en el lugar del otro sin perder la propia identidad.
Es una herramienta básica de la comunicación intrapersonal, que nos permite comprender los sentimientos y pensamientos de otros.

Poseer empatía no significa forzosamente estar de acuerdo con la otra persona, no significa dejar de lado las propias convicciones y asumir las del otro. Es más, se puede estar en completo desacuerdo, sin por ello dejar de ser empáticos y respetar su posición.

Es importante mencionar que es mucho más probable que el cambio al crecimiento se de en una persona que se sienta comprendida y escuchada a comparación de personas que no se sientan de esa manera.

No cabe la menor duda de que nos sentimos bien cuando se nos escucha, se nos presta atención, no obstante cabe preguntarnos hacemos esto con los demás.

Cuando desarrollamos la empatía las emociones de los demás resuenan en nosotros. Sentimos cuáles son los sentimientos del otro, cuán fuertes son y qué cosas los provocan.

La empatía involucra nuestras propias emociones, y por eso entendemos perfectamente los sentimientos de los demás, porque los sentimos en nuestros corazones además de comprenderlos con nuestras mentes.

Es importante aquí hacer una distinción entre la empatía y la simpatía.

La simpatía es un proceso que nos permite sentir los mismos estados emocionales que sienten los demás, los comprendamos o no.

La simpatía es un proceso puramente emocional. Por ejemplo, podríamos copiar un pintura, digamos un cuadro de arte llenando los espacios correctos, con los dibujos y figuras correctos, con los colores adecuados o las emociones adecuadas, y obtener una copia aceptable del cuadro original, sin necesidad de entender claramente qué significa el cuadro.

Las personas que tienen empatía están mucho más adaptadas a las sutiles señales que indican lo que otros necesitan o quieren.

miércoles, 13 de julio de 2011

Felicidad Emocional

El autoconocimiento es una pieza fundamental para la inteligencia emocional, desafortunadamente a lo largo de nuestra vida nos enseñan que el éxito, el triunfo, el placer es logrado desarrollando la inteligencia racional. Dejando a un lado la Emocional, la cual nos prepara para poder responder de una manera más nutriente los golpes o las fortunas de la vida.
Normalmente los padres de familia se sienten orgullosos cuando sus hijos obtienen excelentes calificaciones en la escuela, ya que consideran que eso les va a garantizar la felicidad en sus vidas. Recuerdo cuando estudie mi primera carrera, con la visión de hacer un negocio que tuviera un impacto positivo en la sociedad, me sentía como una paloma enjaulada, no me apasionaba, no me vibraba, y tenía 9.7 de promedio y una buena capacidad para ejercerla, pero no era FELIZ. Me sentía incompleta, insatisfecha y definitivamente no estaba plena.
Veía la felicidad como una zanahoria que era inalcanzable, como la fábula del caballo y la zanahoria, que no sabía que con un brinco podía cambiar toda su situación. Algo me hacía falta, me sentía vacía. Mi felicidad no dependía de mi Inteligencia Racional.
Recuerdo que en esa época estudiaba muchos cursos y talleres para complementar mi carrera ya que no era suficiente. Hasta que llego el punto donde ya no podía más y tome una decisión: dejar esa licenciatura y empezar mi vida en el Desarrollo Humano y eso si transformo mi vida, hoy ya no veo la felicidad ni la auto trascendencia como una zanahoria que voy persiguiendo, es algo que vivo día a día, entregando mi corazón aquello que más amo.
Encontrar mi pasión y mi autoconocimiento, me hacen sentir plena, completa, satisfecha y feliz, se que aunque sigo viviendo momentos difíciles como todos, altibajos, sigo experimentado dolor, enojo, frustración y de todo tipo de emociones, hoy puedo decir que el haber encontrado mi pasión y ejercerla me hace sentir una paz interior y una tranquilidad que no había experimentado antes en mi vida. Y esta sensación la considero como de las mejores que he contactado.
Para mí, no hay nada más bello que dedicarte a lo que realmente amas.

“Un anciano peregrino recorría su camino hacia las
Montañas del Himalaya en lo más crudo del invierno. De
Pronto comenzó a llover.
Un posadero le pregunto: ¿Cómo has conseguido llegar
hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre? Y el
anciano respondió alegremente: -Mi corazón llegó
primero, y al resto de mí ha sido fácil seguirle”
            ANTHONY DE MELLO


Nicolle Selmen Chattaj

lunes, 11 de julio de 2011

Inteligencia Emocional

¿Cómo es que a veces siendo tan inteligentes, podemos hacer cosas tan irracionales?
La respuesta es que la inteligencia académica poco tiene que ver con la vida emocional. Las personas más brillantes pueden hundirse en los peligros de los impulsos incontrolables.

Existen muchas excepciones a la regla de que el CI (Coeficiente Intelectual) predice el éxito. Tal vez el dato más sorprendente al respecto sea que el CI contribuye aproximadamente en un 20% a los factores que determinan el éxito en la vida, con lo que el 80% queda para otras fuerzas. Una de estas sería la inteligencia emocional, la cual podríamos definir como: habilidades tales como ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el impulso y demorar la gratificación, controlar el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar; mostrar empatía y abrigar esperanza.
Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas también tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad.

No se ha analizado en gran detalle el papel que el sentimiento juega en el sentimiento, los estudios se han centrado más en las cogniciones acerca del sentimiento. Esto ha dejado sin explorar todo el mar de emociones que hace que la vida interior y las relaciones sean tan complejas, tan apremiantes y a menudo tan desconcertantes.

La capacidad de controlar sentimientos de un momento a otro es fundamental para la comprensión de uno mismo. No poder advertir nuestros propios sentimientos, nos deja a merced de los mismos. Las personas que tienen mayor certidumbre de sus sentimientos, son mejores guías de su vida y tienen una noción más segura de lo que sienten realmente con respecto a las decisiones personales.
Las personas que carecen de esta capacidad luchan constantemente contra sentimientos de aflicción. Mientras que aquellos que la tienen desarrollada pueden recuperarse con mucha mayor rapidez de los reveses y trastornos de la vida.

martes, 5 de julio de 2011

Autoaceptación.

¿Alguna vez te ha pasado que te miras en el espejo y no te gusta lo que ves?

Recuerdo cuando inicie mi proceso personal, mi problema más grande, NO ME ACEPTABA, me sentía fea, gorda, era sumamente dura conmigo misma, el reflejo del espejo era insultado, era mi peor enemiga.

Es tan difícil expresar las sensaciónes de insuficiencia, vacío, enojo etc. Un círculo vicioso del cual no podía salir, viéndome en el espejo, insatisfecha e insegura lo que me llevaba a pensar que no era atractiva, confirmando mis creencias en ese momento de que no era bonita.

Recuerdo las expresiones de mi terapeuta cuando veía que yo era tan dura conmigo misma, y sobaba y yo le preguntaba; ¿Cuándo llegará el día en que me ame más y me acepte? Ya que tenía mucha prisa de que esto cambiara…. Cuando menos lo esperé ese momento que requería, llegó a mi vida.

El camino de la autoaceptación y el amarse uno mismo es un camino de vida, nunca acaba, siempre estas conociéndote si te lo permites.. Es importante comentarte que lleva su propio tiempo y ritmo y no es algo que se pueda comprar a la vuelta de la esquina es algo que se tiene que vivir, en mi opinión, cada vez que veo en retrospectiva me doy cuenta de los cambios y el crecimiento en mi proceso. Hoy al verme en el espejo puedo ver mi belleza, cambiado los insultos por palabras amorosas, hoy sé que me tengo.
No te voy a mentir que fue fácil el proceso, ni tampoco quiere decir que ya todo está resuelto en mi vida, sigo trabajando en los momentos difíciles pero la gran diferencia es que hoy ya no soy mi enemiga.

Muchas veces cuando sabemos que algo de nosotros mismos no nos gusta queremos amputarlo, eliminarlo de nosotros, pero sabes, eso es lo que somos. Yo digo que siempre fui una “adultita” y la adolescencia la pase en en vientre de mi madre durante su embarazo. Desde muy pequeña fui muy responsable, a partir de los 13 años cuando mis padres se divorciaron, dado que la contención que tenía en mi casa no fue suficiente para mí y puse mis propios límites rígidos y estructurados, me volví perfeccionista, y realmente me funciono bastante bien ayudandome a sobrepasar mis circunstancias.

Años después me di cuenta que ya no me estaba sirviendo la imposición de mis limites cerrados, rígidos y estructurados, empecé a ver lo negativo del perfeccionismo. Aprendí que no puedo eliminar esos aspectos pero si me di cuenta que fue un ajuste creativo para sobrellevar las situaciones de aquel entonces, siendo los recursos que en un momento desarrollé para salir adelante. Cada parte de nosotros tiene una razón de su existencia y es por ello que en lugar de eliminarlas, hay que verlas, y si podemos y estamos listos, aceptarlas, porque en algún momento nos fueron de gran ayuda.

A medida que te permitas ver tu totalidad, las partes que te gustan, las que no y puedas escucharlas, estarás acercándote más a ti mismo.

Nicolle Selmen